lunes, 25 de mayo de 2009


Dicen que en el Montseny se refugian las hadas del impertinente ruido y del desajuste de la civilización. Se comenta, que cuando un haz de luz acaricia sus alas se vuelven visibles a nuestros ojos. A veces, cuando la tristeza se me cuelga a modo de pendientes en las porosidades de las dudas, busco en lo evidente, lo ausente que me tortura, y subo a buscarlas. No las encontré en ninguna de las ocasiones, pero vuelvo a la nada de todo el mundo germinada de lo intangible y un poco más llena de las luces filtradas por las tiernas hojas renacidas de los hayedos en primavera. Entonces pienso que un ser divino me habita, me cuida y dejo que la vida me hable, pero reconozco que no domino suficientemente su idioma.

2 comentarios:

John Smith dijo...

Reconfortante ver las fotos que cuelga,dan tranquilidad y expresan serenidad en un mundo cada vez mas loco,que gira demasiadas veces demasiado rápido y en el que las personas viven quizás en exceso de individualismo.

mjromero dijo...

La vida está llena de sorpresas,
la Magnolia UNa de ellAS.
buenas noches.