domingo, 7 de junio de 2009

final de las margaritas

Las margaritas latían puras en un corazón lleno de invierno y tú, silencio insondable, oscuro y denso como la pez, te ahogas lejos de la luz que todo penetra, sólo el orgullo te alimenta. Y te atreves a jugar preguntándole a una margarita "me quiere, no me quiere", pero qué le importará a una hermosa margarita tu pregunta, cretino. Las margaritas tienen destinos más elevados que responder a un obeso de prepotencia y orgullo.

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