lunes, 9 de marzo de 2009

TERAPIA DEL AGUA

Víctor Jukhin


Nadar, esa sensación ingrávida del útero materno, caricia tibia y segura. Los sonidos dejan de ser para intuirse y ese estado placentero donde el pensamiento vuela como un estandarte en el cielo y no hay miedo, ni angustia, sólo movimiento. Me siento pez o delfín o sirena. Se estremecen alegres mis escamas, las antiguas y las renacidas, y sólo hay agua, ingravidez y vida.


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