jueves, 16 de abril de 2009


Melissa




Tarde enmarañada

cuánto claroscuro

el dolor semidifuso.

La música, ésa, que se escucha para pasar el tiempo

la taza vacía con los posos que no aprendí a interpretar

esta entretela del pálpito velado.

Miro por la ventana

el cielo ensaya sus colores del ocaso

hoy intuyo que se esmerará

no porque yo lo mire

es una tarde de diciembre

de un viernes largo

sin viajes

de camas con edredón, pero dormidas.

Este aire frío de casi invierno

transparencias de nada llenas

méceme en el rosa carne...

Suena la sirena, son las cinco,

los niños salen

fin de semana.

Publicado en noviembre 08
De una tortuga


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