
Recuerdo que el lavadero estaba lleno de agua a rebosar y era verano. Su padre lo cogía de las piernas y lo introducía boca abajo en él. El niño lloraba y gritaba. El padre lo sacaba y lo metía para que escarmentara, yo no entendía nada de lo que se hablaba, sólo sé que mi madre le dijo que cómo se atrevía a hacer eso con una criatura tan pequeña. El hombre dejó de ensañarse con el niño. Se hizo un silencio que duró mucho, se fueron, eran de Madrid y estaban alquilados en casa.
Hace dos años, en un retiro espiritual, en medio de la meditación sentí un gran dolor en el pecho, una tristeza indescriptible y un llanto desconsolado me embargó, lloraba por él y lloraba por mí, por todos los niños maltratados por él, también por mí.
Hace dos años, en un retiro espiritual, en medio de la meditación sentí un gran dolor en el pecho, una tristeza indescriptible y un llanto desconsolado me embargó, lloraba por él y lloraba por mí, por todos los niños maltratados por él, también por mí.
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