sábado, 16 de mayo de 2009

DE MIRADAS



Cosette estaba en su sombra, como Marius en la suya, dispuesta para el amor. El destino, con su paciencia misteriosa y fatal, acercaba lentamente uno a otro a estos dos seres cargados y languidecientes de las tempestuosas electricidades de la pasión, a estas dos almas que llevaban el amor, igual que dos nubes llevan el rayo, y que debían abordarse y mezclarse en una mirada como las nubes en un relámpago.
Se ha abusado tanto de la mirada en las novelas de amor, que se ha terminado por menospreciarla. Ahora apenas se atreve a decir que dos seres se han amado porque se han mirado. No obstante, es así como se ama, y únicamenet así. El resto no es más que el resto y viene después. Nada es tan real como las grandes sacudidas que se dan dos almas al cambiarse esta chispa.
Víctor Hugo: LOS MISERABLES


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