viernes, 20 de febrero de 2009

Estos días Pilar está liada con las historia de Parrac, nuestro espantapájaros, que vive en un huerto que anteriormente había sido un invernadero. Lo tiene en una isla, en aquellos mares donde la tierra ya no sabe que los posee de tan lejanos que están, y no sabe qué hacer con él. Le he dicho que le haga caer un coco en la cabezota, que lo deje medio atontado y que en el sopor del golpe sueñe o crea que ha soñado..............

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Hay días que no sé nada de nada. Los más optimistas, que son pocos, creo que sé alguna cosa, pero casi que se pueden contar con los dedos de la mano. La mayoría de las veces creo que mucho de lo que he vivido no lo he vivido, que lo soñé, o que lo imaginé. En esos días brumosos me convierto en topo, aparecen la niebla, las opacidades y la oscuridad absoluta....Cuando esto pasa, me meto en mi iglú y espero, espero, espero, desespero, espero hasta que por el horizonte empieza a intuirse la claridad, asomo la cabeza y me encuentro con el gran oso blanco que observa y olfatea, creo que es por mi tufo a pesimismo.






2 comentarios:

mara dijo...

A veces me siento así.
Änimo y paz para tí.
Me encanta como escribes.

Magnolias en el jardín dijo...

Muchas gracias Mara por tu comentario y por tu visita a Magnolias en el jardín