Te miro ensimismada
en esta tarde que bosteza
danzan las espigas
mecidas y acunadas
orla dorada y sueño
palpito acompasado.
Ante tu altar
rezo
por mí y mis demonios
ángeles antiguos
por mis rabias entreveradas
por mis sombras en todas mis direcciones
por el reflejo de tu luz
en las miradas
que atraviesan mis pupilas
agradecidas.
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